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Tapa del libro Cuentos de montaña errante

Cuentos de montaña errante

En la prensa definieron así a este libro: «Ejercicios de escritura para un editor desmemoriado». Un proyecto muy lindo, que reúne cuentos de todos los escritores que publicaron en la colección Montaña errante de Editorial Fin de Siglo

Mantener una colección desde el año 2001 ya es toda una hazaña, y ofrecer historias de todos sus escritores una hermosa idea. Inspirado en el personaje del viejo de la montaña errante de la novela «La historia sin fin» de Michael Ende, ésta era la  idea que debíamos tomar como punto de partida de las historias que nos pidieron a cada uno de los escritores que participamos. Todo un desafío. Y es interesante comprobar cómo cada una de ellas es diferente, inspiradora y entrañable.

Mi cuento se llama «El libro favorito de Petrus» y aquí está el comienzo:

«Faltan solo cuatro días. No lo tengo anotado en un calendario ni tacho con una cruz las fechas, como vi en una película, pero cada mañana al despertarme es lo primero en lo que pienso. Hace más de un año que decidí hacerlo  y lo tengo todo estudiado al detalle.

Al salir del liceo, voy seguido a la biblioteca del pueblo. Todos creen que me encanta leer, y les parece raro. Aunque no es lo único que les parece raro de mí. Pero no voy solo por eso, también me gusta la tranquilidad y el silencio y el olor a cera y el sillón grande contra la pared. Ahí puedo estar horas y nadie me molesta. Va muy poca gente, y casi nadie se queda más que el tiempo necesario para devolver un libro, revisar la lista de los nuevos, quizá recorrer las estanterías buscando algo. Yo soy de los pocos que prefiere instalarse en el sofá y quedarse ahí.

Afuera el calor hace vibrar el aire y como es la hora de la siesta, ni los pájaros asoman la cabeza, pero adentro está fresco. Subo los tres escalones, apoyo mis pies en la entrada y la penumbra hace que todo me parezca oscuro. Espero unos segundos para que mi vista se acostumbre, y entonces lo veo, como siempre, sentado detrás del el escritorio de la entrada. Lo saludo con un movimiento de cabeza. Él levanta la mano. Se ajusta los lentes redondos sobre la nariz con el índice, mientras señala una caja, todavía cerrada con cinta marrón».

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