Mi primer libro publicado en Argentina. En la Feria del Libro de Montevideo me contactó alguien de la Editorial Quipu, especializada en literatura juvenil (e infantil). Me pidieron una historia, se las mandé, les gustó. Algo que no hubiera creído posible, «saltar el charco» y con una editorial seria y muy profesional. Todo el proceso fue muy lindo, me sentí muy respetada y recibida con calidez. Me gusta la frase con que se define la editorial: «Guardianes de historias».
«Hace frío, demasiado. Le tiembla todo el cuerpo, no puede evitarlo. Si contrae muy fuerte todos los músculos y aprieta una mano contra la otra, entonces consigue quedarse quieta unos segundos, no muchos. En cuanto afloja, vuelve a sacudirse entera. Nunca estuvo tan cansada en toda su vida, pero no es un cansancio de haber corrido cuatrocientos metros o de una noche bailando sin parar. Es otra cosa, un agotamiento mental, de angustia y de no saber qué va a pasar. Está muy oscuro; sabe que está nublado porque no llega a ver ni una sola estrella. Siente la primera gota en la cara. Enseguida caen muchas mas. Un trueno retumba lejos, y toda el agua del cielo se le desparrama encima. Está acostada en el bote porque le parece que eso le da un poco mas de estabilidad, y para evitar el viento, porque si se queda sentada las ráfagas heladas le duelen en el cuerpo. Había elegido tumbarse de espaldas, pero al explotar esa lluvia tremenda, prefiere que el agua no le caiga en los ojos y la boca, así que se da vuelta. De todas maneras ya está empapada. Boca abajo en el fondo del bote, siente que la corriente del río la lleva hacia la negrura».