Illiers-Combray es una población del centro de Francia, ubicado en el distrito de Chartres. Como nos contó con mucho entusiasmo la guía la Maison de Tante Leonie, es el único lugar del mundo que lleva un nombre inventado por un escritor. Es como si en Colombia hubiera un pueblo que se llamara Macondo, o en el Río de la Plata, un Santa María. Porque Marcel Proust describió Illiers en la novela “Á la rechereche du temp perdu” (En búsqueda del tiempo perdido), como el sitio añorado de sus recuerdos de infancia. Y en la novela, llamó a ese pueblo Combray.
Hasta 1971, esta ciudad situada en la ribera izquierda del Loire se llamaba Illiers. Ese año el alcalde le agregó el nombre inventado por Proust, y la ciudad pasó a tener su nombre actual. La casa en la que la familia de Proust pasaba los veranos tuvo muchos dueños. “Tante Leonie” y su marido la habían vendido y fue reformada, tanto la fachada como el interior. Se parecía muy poco a la casa que describía el escritor en las novelas. Pero la Fundación de amigos del escritor consiguió los fondos para comprarla, y se propusieron volver a dejarla tal como él la describía en sus textos. Pudieron hacerlo por el detallismo minucioso de la escritura de Proust, que les permitió recrear el cuarto de estar donde la familia cenaba, la escalera, la cocina, el cuarto de la tía y el de juegos de los niños.
Visitamos la casa y lo disfrutamos mucho. Fuimos con amigos franceses, Michel y Daise, que estaban también muy emocionados. Deambulamos por las habitaciones como si estuviéramos dentro de la trama. Es lindo pensar que los recuerdos de la niñez de Proust en esa casa mítica, siguen existiendo no solo en su escritura, sino que también inspiraron a este grupo de admiradores que volvieron a armar esos ambientes tal como él los imaginó.
Acá les dejo una recorrida por la Maison de Tante Leonie.
